Cuantas más cosas te gusten, más manipulado estás

Nos han convencido de que entre más cosas nos gusten, más interesantes somos. Pero la realidad es otra: cuantos más intereses acumules, más fácil es que te vendan cosas que no necesitas. En este post, desmontamos la trampa del consumismo disfrazado de ‘pasión por la vida’ y te mostramos cómo elegir lo que realmente importa (y mandar lo demás a la m*erda). Así que siéntate, deja de buscar el último ‘must-have’ y descubre por qué menos es más.

Fran Molina

2/2/20253 min read

Nos han entrenado para quererlo todo (y eso nos hace más manipulables)

Vivimos en un mundo donde te tienen que gustar muchas cosas. Porque claro, ¿quién eres si no tienes 15 hobbies, 3 pasiones de vida y un carrito de compras lleno de cosas que “necesitas” pero que jamás usarás?

Nos han vendido la idea de que cuanto más nos guste, mejor. Que ser un "ciudadano informado y sofisticado" es estar al día con tendencias, suscribirse a mil plataformas, probar experiencias exóticas y consumir contenido sin parar.

Pero déjame decirte algo: cuantas más cosas te gusten, más manipulado estás. Porque si te gusta algo, te lo pueden vender. Y mientras más compras, más crees que “formas parte” de algo.

Así que, antes de que gastes tu próximo sueldo en otra suscripción inútil o en un curso para aprender a hacer café con leche de avena infusionada con lavanda del Himalaya, veamos por qué caemos en esta trampa.

1. El sistema necesita que te guste TODO para hacerte gastar

¿Te has dado cuenta de que todo es vendible si encuentras la audiencia adecuada? Si te gusta la moda, gastas en ropa. Si te gusta la tecnología, te vacías la cuenta en el nuevo iPhone (que hace lo mismo que el anterior, pero más caro).

Cada cosa que te interesa es una nueva puerta para que gastes dinero. Por eso el mundo está obsesionado con "recomendarte cosas", desde el último libro de autoayuda hasta un documental que "te cambiará la vida" (hasta que se te olvide en dos días).

✅ ¿Te gusta el fitness? Compra suplementos, ropa deportiva y un plan de entrenamiento que solo harás dos semanas.
✅ ¿Te gusta la moda? Aquí tienes 50 influencers diciéndote que necesitas un abrigo de $500.
✅ ¿Te gustan los viajes? Suscríbete a blogs de “nómadas digitales” y compra su guía para “vivir viajando” (spoiler: ellos te venden cursos porque tampoco viven de viajar).

📌 Reflexiona: ¿Te gusta porque realmente lo disfrutas o porque alguien te convenció de que deberías?

2. El placer inmediato te tiene enganchado (y a ellos, llenos de dinero)

Las marcas, los medios y las plataformas lo saben: nuestra atención es el producto. Cuanto más te interese algo, más tiempo pasas viendo, comprando y compartiendo contenido sobre ello.

Y lo mejor es que no necesitas ni dinero para estar atrapado en esta rueda. Basta con invertir horas en redes sociales viendo:
✅ Gente probando cosas que tú quieres pero no tienes.
✅ Estilos de vida que parecen perfectos, pero son puro filtro.
✅ Recomendaciones que terminan en más compras.

Nos venden la idea de que debemos experimentarlo todo, que hay que aprovechar cada nueva tendencia. Porque si no te gusta lo que está de moda, ¡qué aburrido eres!

📌 Pregunta clave: ¿Disfrutas lo que haces o solo lo sigues porque todo el mundo lo hace?

3. ¿Te gusta o solo te hicieron creer que debía gustarte?

Aquí viene el momento incómodo: ¿realmente te apasiona lo que dices que te apasiona?

Hay muchas probabilidades de que muchas de las cosas que crees que amas sean gustos prestados. Te metieron en la cabeza que:

  • Tienes que aprender sobre vinos para ser sofisticado.

  • Tienes que amar el café de especialidad porque el instantáneo es de “principiantes”.

  • Si no has viajado a Tailandia con mochila, ¿realmente has vivido?

Pero, ¿y si en realidad no te importa nada de eso?

Si eres honesto contigo mismo, ¿cuántas cosas sigues haciendo solo porque encajan con una imagen que quieres proyectar? ¿Cuántos de tus gustos son realmente tuyos?

📌 Ejercicio: Haz una lista de lo que “te gusta” y pregúntate si lo harías igual si nadie te estuviera viendo.

4. Menos cosas que amar, más libertad

Aquí va una verdad incómoda: si te gustaran menos cosas, tendrías más libertad.

Porque cuando eliges con criterio lo que realmente te interesa, dejas de ser un esclavo del consumo. No necesitas probar la dieta de moda, no necesitas ese curso de productividad que en el fondo nunca aplicarás, y definitivamente no necesitas un nuevo hobby cada mes solo para sentirte más interesante.

Cuantas menos cosas te obsesionen, menos serás una marioneta del sistema.

📌 Tip clave: Aprende a decir "esto me da igual". Es una habilidad subestimada pero poderosísima.

Conclusión: No necesitas que te guste todo (y eso está bien)

Deja de preocuparte por estar “en la onda” con todo. No pasa nada si no te gusta la última serie viral o si no quieres aprender a hacer pan artesanal.

La próxima vez que algo te “interese”, hazte esta pregunta: ¿realmente me gusta o solo me han convencido de que debería gustarme?

📌 Última reflexión: ¿Cuántos de tus hobbies, intereses y compras realmente te hacen feliz, y cuántos solo son cosas que sigues porque el mundo te dijo que debías hacerlo? 🚀🔥